Una ambulancia de la municipalidad de Dolores llega casi de inmediato, advertida por quienes fueron ocasionales testigos, y el niño es trasladado al hospital. Ni bien llega, los médicos de guardia comienzan a tratar al nene con mucha dedicación pero, luego de debatir entre ellos y estabilizarle las condiciones vitales, deciden que no pueden resolver el problema de Adrián en ese hospital. Necesitan consultar. Además, advierten el riesgo de trasladar al niño y, por eso, deciden dejarlo internado allí, en Dolores.
Luego de las consultas pertinentes, se comunican con el Hospital de Niños de la Capital Federal y finalmente conversan con una eminencia en el tema a quien ponen en autos de lo ocurrido. Como todos concuerdan que lo mejor es dejar a Adrián en Dolores, la eminencia decide viajar directamente desde Buenos Aires hacia allá. Y lo hace. Los médicos del lugar le presentan el caso y esperan ansiosos su opinión. Finalmente, uno de ellos es el primero en hablar: '¿Está usted en condiciones de tratar al nene?' -pregunta con un hilo de voz-. Y obtiene la siguiente respuesta:
-'¡Cómo no lo voy a tratar si es mi hijo!'-.
Bien, hasta aquí, la historia.
Recuerde que no hay trampas, no hay cosas escondidas, todo está a la vista. Algo más: si no conoce el ejemplo, permítame una sugerencia. Trate de pensarlo solo porque vale la pena, en particular, porque demuestra que lo que usted cree sobre usted mismo a lo mejor no es tan
cierto. O, en todo caso, es incompleto.
Está en usted el tratar de pensar una manera de que tenga sentido. Como no
compartimos la habitación, o donde sea que usted esté, le insisto en que no hay trampas, no hay nada oculto. Y antes de que lea la solución, quiero agregar algunos datos
a) Marcos no es el padrastro.
b) Marcos no es cura.
Ahora sí, lo dejo a usted y su imaginación. Eso sí, le sugiero que lea otra vez la descripción del problema y, créame, es muy, muy sencillo.
Arvaus!
No hay comentarios:
Publicar un comentario